miércoles, 17 de noviembre de 2010

DOMINGO

Una tarde de domingo. Una tarde de un domingo cualquiera, lo malo que era una tarde gris, oscura y lluviosa. De esas en las que apetece quedarse en casa y taparse con la mantita y ver una película maravillosa, por ejemplo, "Lo que el viento se llevó".
Un viaje en autobús, viendo por la ventana la poca gente que se animaba a pasear por las calles mojadas de Madrid.
El encuentro con gente estupenda y maravillosa. Gente a la que conozco hace muy poco tiempo. No soy de las que creen que a los amigos hay que conocerlos cuando eres pequeña, y si no es así, mala suerte, ya no los voy a considerar tan amigos como a Juanito y a Mari Pili.
Un edificio ostentoso, grande, bonito, con escaleras suntuosas por las que bajar con un vestido como los de Escarlata O'Hara... y que todos se den la vuelta para admirar a la portadora de ese vestido...
Era mucho más prosaico lo que íbamos a ver: mercadillo italiano navideño. Vimos, revolvimos, preguntamos, y lo mejor de todo, compramos poco y nos reímos mucho.
Poco más que contar. Hay algo que debo matizar, no fue un domingo cualquiera. Fue especial. No me gusta pedir, pero sí pediría que se aprovechen y disfruten esos días especiales, esos tesoros y regalos que nos salen al encuentro. Nuestra vida está hecha de momentos, y cuantos más tengamos de los buenos y especiales, mucho mejor.

3 comentarios:

Mendieta Quintana dijo...

Mmmmm,buscaremos más momentos especiales...
Besos escarlatas.

El blog de Merillein dijo...

Lo ideal es encontrarlos y, sobre todo, saber reconocerlos, porque seguro que nos salen al encuentro.

Anónimo dijo...

Lo fantástico es poder dar la vuelta a un domingo en principio gris, ser capaz de llenarlo de color y risas...la lluvia no molestaba, ni el frío, ni las cafeterias cerradas...